La glándula tiroides está situada en la base del cuello, justo encima del esternón. Su forma recuerda las alas de una mariposa y se divide en 3 partes: lóbulo derecho, istmo (parte central) y lóbulo izquierdo.
Es una de las glándulas endocrinas más importantes del cuerpo. Es conocida su función de regulación metabólica interviniendo en procesos fundamentales del todo el organismo mediante la liberación de hormonas.
En ocasiones se produce un crecimiento excesivo de las células en la gandula tiroides en forma de lesiones o bultos, dando lugar a los nódulos tiroideos.
Los nódulos en el tiroides es la patología más común de la glándula, su incidencia en la población está entorno al 7-19%, especialmente en mujeres (6 veces más que en varones) o si hay antecedentes en la familia.
La probabilidad de desarrollar un nódulo tiroideo aumenta linealmente con la edad, con la exposición a radiaciones y con el déficit de yodo en la dieta.
El incremento de utilización de pruebas de imagen (Ecografía cervical, TAC, RM cervical y PET) para el estudio de las patologías está aumentando de forma progresiva su prevalencia, dado que la mayoría de los nódulos tiroideos cursan sin sintomatología y suelen descubrirse de manera casual en exámenes rutinarios o en estudios diagnósticos no relacionados con la tiroides.
En la clínica, provocan síntomas cuando se hacen lo suficientemente grandes para llegar a causar compresión en vías respiratorias, o esófago presentando entonces dificultades para respirar, deglutir o sensaciones de cosquilleo en la garganta o incluso ronquera y afonía si el nódulo presiona las cuerdas vocales.
Para familiarizarnos con la terminología, hay distintos tipos de nódulos tiroideos en función de su aspecto, actividad o composición.
Los especialistas en Endocrinología en la descripción de los nódulos tiroideos suelen barajar distintos términos que conviene saber interpretar: entre los más habituales son:
Los síntomas más habituales que pueden provocar los nódulos tiroideos son
Aunque son extremadamente comunes, más de 90% de los nódulos son benignos, todavía no es bien conocida la causa de los nódulos de tiroides, aunque el componente genético parece ser importante.
La tiroiditis de Hashimoto que es la causa más común de hipotiroidismo parece guardar relación con un mayor riesgo de nódulos de tiroides.
También hay estudios que avalan un mayor porcentaje de nódulos tiroideos cuando hay deficiencias de yodo en la dieta que suele producir un crecimiento de la tiroides.
Aunque la mayor parte de los nódulos tiroideos son benignos, la prevalencia de Cáncer oscila entre el 5-15%, tras su descubrimiento clínico, es crucial la evaluación para descartar la malignidad y evitar cirugías innecesarias.
Es primordial una completa anamnesis del paciente para identificar factores de riesgo y trazar una estrategia de evaluación con diferentes pruebas diagnósticas tanto de laboratorio, pruebas de imagen, citología tiroidea-PAAF y prueba molecular de marcadores genéticos.
Descartada la malignidad, se ha avanzado mucho en alternativas de tratamiento de los nódulos tiroideos benignos, que van desde lo menos invasivo a lo no invasivo como es el HIFU- Ultrasonidos de Alta Intensidad Focalizados que permiten de manera ambulatoria, de una manera segura y eficaz tratar los nódulos tiroideos para impedir su crecimiento y las posibles molestias que se derivan además de evitar que malignicen.
Bibliografía consultada
Nódulos en la tiroides. Hormone Health Network. hormone.org
Nódulo tiroideo hiperfuncionante: causas y tratamiento. Redaccionmedica.com
MedlinePlus https://medlineplus.gov/
Nódulos Tiroideos AECAT Asociación Española de Cancer de tiroides. aecat.net
Libro: Recomendaciones para el Diagnóstico, Tratamiento y Seguimiento del Nódulo Tiroideo. SAEDYN. Sociedad Andaluza de Endocrinología y Nutrición
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