En el proceso de evaluación de un nódulo tiroideo, una de las principales pruebas diagnósticas para determinar si un nódulo es benigno o maligno es la prueba PAAF o Punción por Aspiración Fina guiada.
Los resultados de esta prueba se expresan en una clasificación estandarizada llamada Bethesda que asigna un rango de probabilidades de malignidad en base a las características de las células y el tejido obtenido en la biopsia. Puede consultar el artículo sobre la clasificación Bethesda aquí.
Cuando la muestra celular presenta atipia estructural o nuclear pero no hay indicios suficientes para clasificarlo como sospechoso de malignidad.
Son punciones que o por problemas técnicos (extensiones gruesas, coagulación/hemorragia, desecación o tinciones defectuosas) o problemas morfológicos no se pueden clasificar dentro de la categoría de benigna, sospechosa o malignas
Se debe repetir la PAAF en un intervalo apropiado y en un 20-25% de estas lesiones se volverán a clasificar como categoría III.
Representa entre un 2-18% de los casos y el riesgo de malignidad es muy variable con una media del 16%.
En estos casos muchos pacientes son remitidos a cirugía ante la sospecha de cáncer.
En esta situación y para evitar cirugías innecesarias, la prueba ThyroidPrint ayuda a determinar si verdaderamente se trata de cáncer de tiroides.
Se incluyen en esta categoría los casos en los que se observa una proliferación folicular que puede corresponder histológicamente a un carcinoma folicular.
El riesgo de malignidad en esta categoría es del 15-30%, siendo la frecuencia de este diagnóstico del 1-25%.
Del mismo modo que la categoría III, aunque de forma más acusada, la solución que se recomienda es la cirugía.
Numerosos estudios clínicos demuestran que el 82% los pacientes operados con Bethesda categoría IV, tras analizar el tejido extirpado, resultan ser nódulos benignos.
Por ello ThyroidPrint se presenta como una prueba que ayuda a eliminar la incertidumbre en casos de nódulos indeterminados, para valorar la mejor opción terapéutica y evitar cirugías innecesarias.
Los grados III y IV son los llamados nódulos indeterminados, y siempre será necesario repetir la prueba PAAF para poder decidir si existe alternativa de tratamiento a la cirugía, dado que su riesgo general de malignidad no supera el 25 - 30%.
En los casos de que en una segunda muestra los resultados sigan sin ser concluyentes, tradicionalmente se prescribe cirugía del lado de la tiroides donde se encuentra el nódulo (hemitiroidectomía) y en caso de confirmar en la biopsia su malignidad el resto de la tiroides se extirpa también. Lo malo de esto es que un muy alto porcentaje el nódulo resulta ser benigno.
Por tanto en un 75% de los casos, la cirugía realmente no es necesaria.
Afortunadamente gracias a los avances en medicina, existen pruebas más específicas para los nódulos indeterminados que permiten evitar una intervención quirúrgica con finalidad diagnóstica que únicamente demuestran malignidad en un 10-35%.
Nos referimos a las pruebas moleculares de marcadores genéticos que con un 95% de seguridad es capaz de resolver la incertidumbre y con ello evitar cirugías innecesarias.
Si quieres saber más sobre esta prueba molecular (ThyroidPrint) puedes encontrar más información aquí.
Bibliografía consultada
GDV-Libro-Nódulo-Tiroideo-SAEDYN-DEFINITIVO.pdfB www.saedyn.es
Nódulos Tiroideos | American Thyroid Association www.thyroid.org
Utilidad del estudio molecular de nódulos tiroideos con citología indeterminada | Cirugía Española www.elsevier.es
El sistema Bethesda para informar la citopatología tiroidea es eficaz para el tratamiento clínico de los nódulos tiroideos www.thyroid.org
Nódulo Tiroideo: Síntomas, diagnóstico y tratamiento. Clínica Universidad de Navarra www.cun.es
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